domingo, 20 de septiembre de 2009

¿cuánto vale un regalo?

Un día tras otro las veo desde la ventana de mi habitación mientras oigo la acompasada respiración de mi compañera de cuarto. El sueño, que me es esquivo, me permite escribir estas palabras, reflexionar, demasiado, sobre todo.

En una de estas noches, no hace mucho tiempo, me planteé por qué es tan difícil hacer regalos a los amigos. Estoy hablando de regalos materiales, sí, esos que, en la supuesta confianza que mantenéis, quedan tan superficiales y forzados, esos que “tienes” que regalar en las ocasiones especiales. ¿Por qué cuestan tanto si se hacen porque se quiere?

Una colonia, un libro, un complemento, ropa… Qué más da lo que sea. Lo peor de todo no es darlos, es esperar recibir esa falsa muestra de amistad, aceptarlos con una pseudo sonrisa y decir que te encantan.

Sí, puede sonar muy cínico, pero es esta sociedad la que hace que queramos demostrar nuestro afecto, nuestro aprecio o sentimientos más profundos, dando regalos materiales, en vez de demostrar diariamente qué es lo que sentimos. Es tan duro expresarlo ¿verdad?

Ya que esto es algo que no podemos cambiar debemos saber que un regalo no debe apreciarse por lo que vale, en un sentido cuantitativo, lo caro que es, sino por la intención de la persona que te regala. Es muy fácil decirlo, pero un regalo es realmente apreciado cuando se valora o se tiene en cuenta lo que la persona pensó mientras lo conseguía (o hacía) y los motivos por los que te lo regala.

¿No te alegras cuando das un regalo y es bien recibido? ¿Cuándo tu esfuerzo por buscar algo que le gustara se ve recompensado con una sonrisa sincera?

Sólo reciben una sonrisa sincera aquellos que se sabe que se han trabajado. Espero que empecemos a apreciar los regalos por lo que son, pero que éstos, o la ausencia de éstos no se conviertan en incitador de una mala relación.

Hay muchos tipos de regalos y espero que sepamos distinguir cuales valen la pena y cuales no.

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