sábado, 12 de septiembre de 2009

¡qué paren el tren hacia la madurez que yo me bajo!

Hacerse adulto, madurar, conlleva responsabilidades , muchas más de las que puedes aceptar y más incluso de las que puedes imaginar en un principio. Tienes sobre ti, en tus manos, el poder de afectar a la vida de otras personas, tienes que asumir tus errores (y, por supuesto, todas sus consecuencias, sea cual sea su tamaño)
Es un camino en el que los descansos no están permitidos. Tus decisiones se convierten en acciones y las decisiones que hay y habrá que tomar son muchas y el tiempo para decidir, escaso.

Cuando somos pequeños queremos crecer, hacernos adultos, porque esto nos permitira ser libres. Si realmente fueramos conscientes de las cadenas que nos atarían a la realidad... seguramente querríamos fugarnos con los niños perdidos al país de Nunca Jamás, para no volver.

El billete hacia la libertad está en un tren de no retorno y, cuando realmente lo queremos, no sabemos qué es exactamente lo que estamos comprando.

Nunca estaremos realmente preparados para madurar.

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